por Sarah Ford
La tormenta en Argentina empezó el 30 de octubre. Mientras que nos preparábamos para celebrar con golosinas y disfraces aquí en EE.UU., comunidades enteras en Argentina se preparaban para las inundaciones que estaban por venir. Sin embargo, el nivel de destrucción no se podía haber calculado con anticipación. Más de 5.200 personas se evacuaron de 19 municipios para escapar estas mismas inundaciones. Tres personas murieron durante la tormenta y muchísimas más tuvieron que ser rescatadas por bomberos. Sin duda, esta inundación fue un desastre que tiene a la comunidad Argentina en estado de alarma.
Desastres naturales no son nada condicional, sin duda. Aunque Argentina es reconocida por su vulnerabilidad a desastres naturales, esta tormenta rompió el nivel de inundaciones del pasado. En Buenos Aires, durante un periodo de tres días, cayeron 122 mm de agua. Normalmente, durante el mes de noviembre,suele llover 108 mm. Partes específicas de Buenos Aires recibieron 132 mm de lluvia en 24 horas. Todo esto se atribuye a un fenómeno que se llama “una sudestada”. Las sudestadas son movimientos de aire que causan vientos de altas velocidades y mucha lluvia. Esta sudestada más reciente de Argentina trajo tanta lluvia que llovió por más de 40 horas seguidas.
Mientras llovía, muchos de los evacuados quedaron en albergues, esperando regresar sus hogares sanos y salvos. La autoridades comunales repartieron alimentos y colchones para los refugiados. Sin embargo, hay mucho más daño de lo que se puede arreglar inmediatamente. Aunque voluntarios están ayudando a las familias a regresar a sus casas, dándoles kits de higiene y víveres, hay demasiado daño por todo Argentina. Un evacuado describe la desesperación: “Ellos te van a dar un colchón, una frazada, una cama, pero ¿qué haces con eso?, se te vuelve a mojar y no es vida”. Además, las inundaciones sin duda afectaron numerosos negocios. Un desastre de este tamaño tiene la capacidad de afectar la economía de Argentina de una manera muy negativa. Quizás las empresas pueden recuperarse, pero los negocios locales probablemente no tienen suficiente dinero para reparar todo el daño. Si Argentina y sus regiones más afectadas no reciben ayuda en términos de donaciones, la pobreza aumentará y Argentina tendrá un problema más grande.
Entonces, en las próximas semanas, mientras gozamos de las fiestas y vacaciones que vendrán pronto en los EE.UU., debemos todos pensar en la gente que no tiene, no por su culpa, pero a causo de la tormenta Argentina.