La continuidad del rancho

 

por Alyssa Ruiz (’25) y Seyla Fernandez (’26)

 

Nota del editor: Es un cuento creativo de Alyssa y Seyla. Han usado los personajes y argumentos de Como agua para chocolate (Julia Esquivel), “Continuidad de los parques” y “La isla a mediodía” (Julio Cortázar), “Chac Mool” (Carlos Fuentes).


Pedro había empezado a leer la novela unos días antes. 

 

La abandonó para cuidar a los gallinos, porque su esposa Tita se fue de viaje a una isla mediterránea. Se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde,volvió a abrirla cuando regresaba en caballo al rancho. El rancho estuvo en la familia durante siglos, y tenía un campo grande. También, la casa tenía un porche con flores azules debajo de las ventanas. Arrellanado en su sillón verde favorito con el edredón que Tita tejió, se puso a leer los últimos capítulos. Cuando estaba leyendo, recordó todos los nombres y detalles. El último detalle que recordó era la protagonista en un avión, volando por el mar. Primero la mujer tomaba un avión; ahora abría su ventana y miraba una isla bella. De repente el avión empezó a agitar. La mujer no tenía miedo, estaba tan obsesionada con la isla. Observó que la isla se estaba acercando cada vez más cerca. Luego vio oscuridad, y en unos segundos, despertó en la arena de una playa. La ayuda no vendría por otra hora, entonces la mujer fue a caminar por la playa. Allá en el bosque, vio una criatura extraña, con piel como la tierra y piedra. Ella se acercó y estaba asustada cuando la estatua abrió sus ojos. Empezó a hablar, un oído muy raro, “Hola. Soy el chac mool. Bienvenidos a mi isla.” La mujer respondió con miedo en su voz, “Hola.” La estatua miró fijamente en los ojos de la mujer, “tienes ojos muy bonitos, como oro.” Instantáneamente, la mujer se estaba mirando a sí misma. El chac mool cambio a ella y ella a él. El equipo de rescate aterrizó en la isla, gritando para la gente varada. Chac mool en el cuerpo de la mujer dio vuelta y quedó la mujer en el cuerpo de chac mool congelados en el miedo. 

El avión regresó al pueblo de la mujer y el Chac mool en el cuerpo de la mujer caminó a su casa. La casa era un rancho con un gran campo. Subió por las escaleras de un porche, y el piso chirrió con cada paso. Acercada la puerta, y una flor azul singular cayó con su movimiento. Entró y subió otra vez hasta el segundo piso. Entro dos habitaciones antes de entrar una con un hombre sentado en un sillón cómodo, y verde. Empezó a caminar a la forma del hombre, y, de repente, sus manos se transformaron, regresando a musgo y piedra otra vez. Chac Mool acercó sus manos al cuello del hombre. Pedro cerró su libro, tomando un respiro – podía sentir unos dedos fríos en su piel.