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EN BOSTON COMO EN MI CASA

Hace justo un mes que llegué a Boston, el 29 de agosto. Todos los españoles teníamos muchas ganas de ir a este intercambio con US. En mi colegio hacen una selección muy especial de la gente que va (nos presentamos unas 60 personas y solo hemos podido venir 14), por eso las personas que vamos nos sentimos muy afortunadas cuando nos eligieron. La verdad que todos nos lo hemos pasado genial aquí, hemos hecho muchas actividades distintas, como ir a ver ballenas (el primer día no las vimos, pero volvimos justo el día antes de irnos y vimos 5), visitar Newport con sus increíbles mansiones y vistas, ver varios museos como el Science Museum o ir a Fenway Park, el estadio de los Red Sox. Además, nuestras “host families” se han portado muy bien con nosotros, por lo menos la mía, y se han preocupado porque nos sintiésemos lo más a gusto posible aquí, como en nuestra propia casa. Por supuesto hemos mejorado mucho nuestro nivel de inglés, pero también hemos aprendido muchas cosas sobre la cultura americana, como su comida típica, sus distintos horarios, etc. ¡Aquí todo es tan diferente! Los colegios, las casas y los coches son enormes, pero tampoco podemos olvidarnos de que las distancias son enormes. La verdad es que ha sido una experiencia increíble e inolvidable que volvería a repetir, por eso estoy segura de que volveré a US e incluso a Boston en el futuro. ¡¡¡¡Hasta pronto Estados Unidos!!!!

-Marta Hoyuelos

Nunca había creído que yo sería una de las personas que tuviesen nostalgia de su casa en Estados Unidos. Generalmente, no me siento así: estoy cómodo en cualquier parte, no echo de menos mucho a mis padres cuando viajen por sus empleos, y aprendo rápidamente las rutinas de un sitio nuevo.  Sin embargo, llegó mi primera noche en Madrid y me sentía perdido.  La lengua castellana, que había estudiado durante unos 5 años, sonaba extraña a mis oídos, y la gente y sus costumbres me parecían incomprensibles y muy extranjeras.  Durante unas horas esa noche, me quería ir.

Y por supuesto, vino la mañana  y, con un poquito de sueño y un poquito de comida, todas esas dudas desaparecieron.  Me doy cuento ahora, al reflexionar,  que nunca había tratado antes de entender y hablar el español a la una de la mañana sin haber dormido en casi 24 horas.  Mejor descansado y alimentado, empecé a gozar de todas las cosas que me habían dado miedo.  Mi vocabulario, (que bastaba para analizar literatura, pero carecía de palabras para hablar con chicas madrileñas) empezó a crecerse e incluir muchas frases muy coloquiales. El horario español, (i.e., echar una siesta de tres horas y entonces quedarse levantado para festejar hasta las dos) empezó a sentir muy normal.

Para los que estén en proceso de considerar el intercambio: no temáis.  Claro, va a sentir un poco extraño al principio. Es un país nuevo, una lengua nueva, y una cultura poca parecida a la nuestra. Pero esperad un poco, y tened mentes abiertas, y os divertiréis muchísimo.

-Corey Schwaitzberg