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“¡Cancha Abierta!” por Kevin Collins

 

Editor’s Note: Kevin Collins, Milton Academy Class of 2010, returned to campus in January to participate in a panel discussion co sponsored by ONYX and the Community Engagement Programs and Partnerships. He spoke about his experiences as a student and an educator himself, focusing on issues of inclusion, opportunity and role language study has played in all of these. Mil gracias, Kevin.

You can read more about the assembly here.


 

¡Hola a todos! Me alegro de haber hablado con ustedes sobre mi experiencia con el español y también la cultura, lo cual es increíble y diversa en mi opinión. Cuando asistí a Milton, estudié el español porque disfruté del desafío. Funcionó como un rompecabezas en mi mente; por cada palabra y expresión en inglés, existe un equivalente en español. Cuando decidí participar en el programa de intercambio, estaba emocionado y tenía miedo al mismo tiempo. Vivir con una familia, donde nadie hablaba inglés aparte de “Hello, how are you?” fue intimidante, cien por cien. Pero, parte de la vida es aceptar situaciones desafiantes para crecer y mejorar tu inteligencia. La primera semana, no voy a mentir, no hablé mucho con la familia. Solamente hablé con mis amigos de Milton. La semana después, sin embargo, me di cuenta de que cometer errores era parte del proceso de aprendizaje. Cuando uno está aprendiendo una lengua, especialmente donde todas las personas están hablando tan rápido, pues va a cometer errores. Es como aprender a caminar: te caes, te levantas de nuevo y te caes, te levantas de nuevo.  

Después de estudiar español en Milton, no estaba seguro si yo quería estudiar español en la universidad de Georgetown. Sin embargo, yo tenía una experiencia profunda en mi primer año en escuela que cambió mi mente. En la universidad, obtuve un trabajo como parte de mi “trabajo-estudio” para financiar mi educación. Participé en un programa que se llamaba Jumpstart, parte del programa nacional AmeriCorps, que entrena y emplea estudiantes de la universidad para enseñar a los jóvenes que viven en comunidades de bajos ingresos. La mayoría de los jóvenes y sus familias eran de Guatemala, Ecuador, y El Salvador. Para comunicarme efectivamente con las familias e informarles sobre el progreso de sus niños, yo tenía hablar con los padres en español. También, cuando escribí los planes de lecciones, escribí en inglés y español porque era necesario cerrar la brecha entre su comprensión de los dos idiomas.

Esta experiencia me convenció de que quería seguir estudiando el español como parte de mi programa académico porque vi que tenía uso tangible en el mundo real y no solo en la escuela. Después de mi segundo año en Georgetown, decidí participar en el programa de “study abroad,” lo cual es muy popular entre estudiantes en la universidad. Viví en Buenos Aires, Argentina por siete meses con una familia fantástica. Asistí a clases en la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Católica de Argentina. Aunque mi español había mejorado en los dos años que estudiaba, todavía era difícil de hablar con confianza. Mi hermano anfitrión, o sea mi hermano, me ayudó mucho a mejorar mi nivel del español. Al mismo tiempo, llegué a formar amistades con diferentes estudiantes en la universidad.

En la UBA, la Universidad de Buenos Aires, tomé clases sobre la política y la historia de Argentina. Es un país increíble, interesante, y diversa. No voy a mentir: no entendí nada de lo que los profesores decían al principio. Pero, en realidad, las lecturas me ayudaron a entender lo que estaba sucediendo. Tomar clases a la UBA era como volver al pasado–a los sesenta. Todas las personas, incluyendo los profesores, parecían como “hippie” en mi opinión; fue refrescante y tranquila y me encantó mucho. En las paredes a lo largo de la escuela, los estudiantes escriben cosas políticas y sociológicas. Había un mural de Che Guevara, una de las mejores pinturas de Che que había visto. UBA es una universidad pública, y por eso atrae una población diferente que la UCA, la Universidad Católica de Argentina, que es privada. La UCA tiene más estudiantes desde diferentes partes de Latinoamérica. Asistir a la UBA es gratis para todos y por eso, hay más estudiantes matriculados.

En fin, fue una experiencia increíble y definitivamente se lo recomiendo a cualquiera persona que quiera estudiar y vivir en otro país.

Después de regresar a los Estados Unidos, continué tomando clases de español. Obviamente, mi nivel de comprensión había mejorado un montón. Al mismo tiempo, comencé a buscar trabajos conectados con el español o con la comunidad hispana. Esto fue en 2013, el año cuando la administración de Obama y el Congreso aprobaron la Ley de Reforma Migratoria. Obtuve una pasantía en una oficina de ley de inmigración en D.C. donde ayudé a los abogados a presentar peticiones de ciudadanía y visas de trabajo para personas de México y Centroamérica. Por eso, tenía oportunidades interactuar y hablar con ellas sobre sus vidas y sus experiencias. Fue una experiencia fantástica porque sentí como si yo fuera realmente apoyando a la gente en un momento muy importante de sus vidas.

Para concluir, espero que lo que he hecho desde que salir de Milton pueda inspirarlos a hacer lo mismo y más. Especialmente en el mundo de hoy, es muy importante saber diferentes lenguas para comunicarse efectivamente con gente diversa. El español ha abierto diferentes puertas para mí y el tipo de trabajo en el que he estado involucrado. ¡Salud!

 

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