La creación de Amazon

por Maddie Weiler, ’22

 

Érase una vez, toda la gente estaba feliz. Vivían en un gran pueblo todos juntos, y podían comunicarse con cualquier persona que quería. Sabía como sobrevivir y conseguir todo lo que necesitaban. Sin embargo, un día el dios de la lluvia se dio cuenta de que la gente estaba tan feliz; nunca sentían nada sino la felicidad. Él pensó que sus vidas eran tan aburridas, entonces él la castigó con un gran tornado que destruyó todo el pueblo. Las personas fueron forzadas a salir del pueblo para sobrevivir. Se dispersaron sobre todo el mundo, y la comunidad del pueblo fue aniquilada. Tenían que aprender como encontrar los recursos necesarios. Si alguien quería conseguir algo que no pudiera hacer él o ella mismo, no podía conseguirlo porque no tenía ningún vecino con quien pudiera hacer un intercambio. 

Entonces, cada día más personas empezaron a pedir al dios de la tierra ayuda con su situación; dijeron, “¡No puedo tener bastante comida! ¡Y toda mi ropa es rota! !Por favor ayúdeme! ¡Es urgente!” Él vio que ahora las personas no sentían ninguna felicidad. Decidió que tenía que crear una mejor manera para la gente buscar por sus necesidades. Él hablaba con el dios de la lluvia para solucionar el problema, pero dijo que no debía reconstruir el pueblo.

“¡Ay, yo sé qué debemos hacer!” gritó el dios de la tierra. “Debemos construir un centro temporal y pequeño sin viviendas. Las personas todavía no pueden vivir juntos, pero pueden ser juntos para intercambiar cosas.”

“Qué buena idea,” dijo el dios de la lluvia.

Los dioses estaban de acuerdo y crearon un mercado al aire libre. En el mercado al aire libre era mucho más fácil reunirse con aquellos que comerciaban lo que necesitaba. Sin embargo, la gente no podía tener todo que quería; si nadie cerca del mercado sabía como hacer algo, todos allí no podían tenerlo. 

La gente todavía no estaba satisfecha, pero no ya fue a los dos dioses cuando el dios de la riqueza oyó los murmullos. Él creía que los otros dioses eran menores que él. Sin hablar con ellos, él creó una tienda universal donde la gente podía pagar dinero a cambio de cosas. A la mayoría de la gente le gusta mucho la tienda porque no había un intercambio de cosas y tenía muchas más cosas que el mercado. El dios de la riqueza se alegró y se jactó de su triunfo a los dioses de la lluvia y la tierra.

“¡Soy el mejor dios! A la gente le encanta mi tienda más. Su mercado ni siquiera puede competir con mi tienda,” él alardeó.

“¡Pero fue nuestro proyecto primero! Habrías hablado con nosotros antes de crearla porque ahora parecemos estúpidos,” se quejaron los dos dioses.

De repente una voz baja alcanzó todas sus orejas antes del dios de la riqueza podía responder. Fue la llamada de una niñita. Ella preguntó a los dioses si podían darle un milagro. Su familia vivía demasiado lejos del centro y la tienda para ir allí con frecuencia. Todavía estaba luchando sobrevivir, y los dioses eran sus últimas esperanzas.

Sin una palabra más, los tres dioses pararon discutiendo y empezaron a pensar sobre una solución. De repente el dios de la tierra se dio cuenta de que su hermano era el dios de la migración. Inmediatamente le llamó, y hablaron sobre el problema. El dios de la migración ofreció muchas opciones al dios de la tierra cuando los otros dioses esperaban nerviosamente. La llamada terminó, y el dios presentó su idea a los otros dioses. Pronto los dioses la crearon y la llamaron Amazon, un sitio web donde todas las personas podían comprar cualquier cosa que necesitaran o quisieran, no importa dónde viviera. Debido a la ayuda del dios de la migración, las cosas a veces llegaron en menos de un día.

Después de todos sus sufrimientos, la niñita, su familia, y toda la gente estaban felices otra vez, por fin sintiendo una emoción nueva: la gratitud.