¿Qué implica un año virtual para las clases de español?

 

Luke Monnich, ’21

Hace ocho meses nunca habría creído que hoy hubiera estado estudiando desde casa. Estaba ya acostumbrado a mi vida en Zaragoza y me preocupaba más por convivir con mi familia acogida que por una enfermedad de la cual no sabía apenas nada. Pero actualmente me encuentro cada mañana delante de mi ordenador listo para aprender. No me siento conectado con nadie. No puedo compartir ni estudiar cara a cara con mis amigos. Paso horas cada día sin hablar con nada más que una pantalla.

Este año nos tenemos que acostumbrar a un sistema inconveniente e inesperado. ¿Qué implica este sistema para los estudiantes?

La respuesta fácil es que este sistema no nos debería afectar bastante. Sí, es verdad que estudiar sólo es un sentido muy distinto para muchos de nosotros, pero tampoco es un cambio monumental. Además, físicamente es mucho más fácil estar en una reunión de Zoom que en un aula. Este año los alumnos pueden despertarse segundos antes de que empiece una reunión sin llegar tarde. Es muy normal ver a otros alumnos llevando sudadera y chandal. 

En cambio, el contacto humano del colegio no existe en la pantalla. Nos vemos la cara y podemos charlar, pero la conexión humana de estudiar en un colegio ya no existe. Parece raro hablar en clase ya que la mayoría de los estudiantes dejan mudos sus micrófonos. He notado, por ejemplo, que estoy hablando menos en Zoom que en un aula físico. Es como si este año los debates que clasifican a Milton hubiera desaparecido. 

Este cambio lo noto más en mi clase de español. Pasé el año escolar previo estudiando en Zaragoza con un programa de intercambio llamado School Year Abroad. En España, aprendí mucho español y conocí a mucha gente increíble. Cuando estaba aún en Zaragoza, soñaba con volver a Milton en septiembre y con poder intercambiar trucos de español con amigos. 

Sin embargo, la clase de español de este año no es como esperaba. Con esto no quiero decir que es culpa de los profesores. Ellos están haciendo todo lo posible para conectarnos. Pero aprender una lengua por Zoom es casi imposible. El aspecto fundamental de SYA es el contacto físico con la gente hispanohablante. Los profesores de SYA nos enseñaron a hablar en español con más nivel con gente de la calle. En mi clase de español en Zoom, no hay manera de aprender de otros alumnos.

Pese a que creo que este nuevo sistema no nos sirve para nada en las clases de español, creo que nos enseñará cómo aprender en situaciones malas. Este año, tenemos que querer que aprender. Ya no se puede aprender a través de escuchar a un profesor o leer un texto. Tenemos que hablar en español con nosotros mismos mientras duchamos, escuchar podcasts en español, y tomar riesgos. Cómo se desarrollarán las clases de español este año está en nuestras manos.