¡Tengan cuidado… con los pasitos y la pronunciación!
Un pingüino sin vergüenza
con elegancia y destreza
se resbala y se tropieza
pero nunca se avergüenza.
¡Tengan cuidado… con los pasitos y la pronunciación!
Un pingüino sin vergüenza
con elegancia y destreza
se resbala y se tropieza
pero nunca se avergüenza.